El ciclo de creencias-conducta en el liderazgo
Uno no siempre se encuentra en una posición de liderazgo. O al menos, no es consciente de estarlo. Al momento de iniciar tu carrera profesional o bien, cuando ingresas a un nuevo equipo o empresa, son situaciones donde es necesario ir construyendo la posición de liderazgo que uno espera alcanzar. Y en estos escenarios, debe existir en tu mente la imagen de que tú puedes desarrollarte y convertirte en líder. ¿Por qué? Porque toda creencia que tengas en tu mente podría redundar de manera muy importante en tus acciones del día a día, convirtiéndose en un ciclo de creencias-conductas que ejecutarás incluso de manera inconsciente.
Modelo de creencias y resultados
Ángel Alcalá, en su libro «Hazlo, no lo intentes» publicado en el año 2018, expone diversos aspectos conceptuales relacionados al poder de las actitudes y acciones de una persona en el sentido y resultados que esta alcanza. En este libro, se expone un modelo que, con bastante sentido común, ejemplifica cómo las creencias negativas pueden crear resultados negativos.
Esquemáticamente, el modelo es el siguiente:

Este modelo argumenta que existe una relación causal entre los sucesos que ocurren en tu vida con tus creencias y por ende, las acciones que realizas en tu día a día.
Según lo planteado por este modelo, todo comienza con los sucesos o hechos que acontecen en tu vida, los cuales pueden ser observados como eventos objetivos. Posteriormente a que los sucesos ocurren, estos son internalizados en tu mente y con ello, son teñidos con elementos que por supuesto no son objetivos, sino que corresponden a las interpretaciones que uno realiza de estos eventos. Este paso es inevitable, ya que el ser humano por naturaleza busca causas o ciertas explicaciones a los eventos que le ocurren, con el propósito de darle una interpretación o caracterización específica, lo que conduzca a darle un sentido y dirección a su vida. Con esto, en nuestro interior, conforme van ocurriendo sucesos diarios y eventos importantes, se van acumulando ciertas ideas o estados internos, los cuales corresponden a conceptos asentados en nuestro cerebro producto de la repetición o profundidad de los eventos que vivimos. Este traspaso, desde la experiencia y eventos hacia estados internalizados en el cerebro, explica cómo por ejemplo, una serie de eventos desafortunados en tu vida laboral puede conducir a generalizar este ámbito de tu vida, categorizándolo como un estado de tristeza, desidia, desinterés e incluso apatía hacia tu trabajo.
Finalmente, como es posible inferir del punto anterior, los estados generalizados que conducen a categorizaciones que realizan las personas de ciertos ámbitos o conductas de su vida, se transforman finalmente en creencias: tanto positivas como negativas. Y este punto es precisamente, el que cierra el círculo que se explica en este modelo: las creencias, que son modeladas en base a las generalizaciones de los eventos diarios de una persona, afectan y moldean a su vez las acciones futuras que una persona realiza. Por ende, una creencia positiva refuerza ciertas conductas o acciones de una persona.
¿Cómo se aplica esto al liderazgo?
En base a lo anterior, y sabiendo que las creencias moldean tus acciones futuras, es fundamental que construyas creencias positivas sobre tu desempeño y rol como líder. Por ejemplo, debieses creer que eres un buen líder, con el objetivo de efectivamente, comportarte como tal. Por otro lado, si comienzas a construir en tu cerebro la creencia negativa de que no tienes lo necesario para desempeñarte como un buen líder, esta creencia funcionará como un paralizador o limitante de tus acciones, lo cual efectivamente redundará en un pobre desempeño como líder.
Pero dicho lo anterior, entonces surgirá la pregunta… Si las creencias de uno se construyen en base a las acciones que ocurren o ejecuto en mi vida, ¿cómo puedo construir creencias positivas si no me suceden o ejecuto acciones positivas? En otras palabras, cómo puedo creer que soy un gran líder, si en mi día a día no tengo resultados como líder? ¿Cómo puedo creer que seré un gran líder si mi desempeño en el día a día es pobre en este ámbito? Justamente la clave de este modelo reside en que, existe un ciclo entre las acciones, creencias y nuevamente acciones que ejecutamos en nuestras vidas, y que en los casos negativos, este correspondería a un círculo vicioso: las malas acciones conducen a creencias negativas, las cuales a su vez es más probable que propicien a realizar acciones pobres. Esto también es conocido como profecías autocumplidas. Por lo tanto, todo individuo que es consciente de este hecho, podría ser capaz de romper este círculo de negatividad, modificando las creencias y visión que tiene de sí mismo. Esto quiere decir que un requisito imprescindible para que una persona construya creencias positivas de sí mismo, es ser consciente de sus acciones y, en el caso que este las considere negativas, debe reflexionar sobre ellas y generar prontamente los cambios que se requieran, todo esto, previo a que dichas experiencias se asienten y se transformen en creencias.
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‘¡Hazlo! No lo intentes’ de Ángel Alcalá
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